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BARROCOCO

Rococó

el columpio rococo

¿Qué es el Rococó?

El Rococó es una corriente artística nacida en Francia que transcurre entre los años 1730 y 1760. Está considerada como una escisión o una continuación de la corriente barroca, pero con algunas diferencias importantes. 

Lo que más caracteriza al Rococó son las tonalidades más bien claras en sus obras, que por lo general son muy luminosas y utiliza mucho el color blanco. Tiene mucha conexión con la naturaleza, se representan múltiples escenas paisajísticas y también escenas mitológicas.

La otra gran característica es el gusto por los temas amorosos y la sensualidad, rasgo que no había en el Barroco. Es un estilo que busca agradar al espectador, con escenas mundanas pero que son exóticas. El Rococó empezó a expandirse en la arquitectura, y más tarde llegaría tanto a la pintura como a la escultura y a la ropa, y en especial al mobiliario del hogar.

Arquitectura del Rococó

La arquitectura en el período del Rococó fue la pionera. Lo que más caracteriza a sus edificios son unos exteriores y fachadas bastante simples, pero unos interiores extremadamente decorados, con figuras y líneas asimétricas y onduladas. Además coge influencia del arte chino para introducir la porcelana y la tela como materiales decorativos. Las fachadas de los edificios son simples y lisas, y suelen tener un jardín que rodea el edificio central. Por lo general en el Rococó gusta mucho los edificios de forma circular. 

Pese a nacer en Francia, curiosamente los mejores ejemplos de arquitectura del Rococó lo vemos en la Alemania bávara. El Palacio Solitude en Stuttgart, de forma circular, o el Palacio de Sanssouci en Postdam son dos de los ejemplos más significativos. En España el máximo exponente del Rococó es la Catedral de Cádiz, diseñada por Vicente Acero.

¿Como es el estilo Rococó en la pintura?

En cuanto a la pintura, destaca la utilización de colores claros para representar escenas muy iluminadas, aunque también con claroscuros, tonalidades suaves y las formas curvilíneas. Las temáticas podían ser amorosas o escenas de la naturaleza, muchas veces comidas sobre la hierba. También destacan numerosos retratos en estilo Rococó. 

En Francia e Inglaterra surgieron grandes pintores de estilo Rococó entre los que destacan Jean-Antoine Watteau, considerado inventor de un nuevo género pictórico como es el de fiestas galantes. Entre sus obras están Embarque a la isla de Citerea o El indiferente. También en Francia destacaron algo más tarde Jean-Honoré Fragonard, autor de El Columpio, posiblemente la obra más famosa del Rococó, y François Boucher y Thomas Gainsborough en Inglaterra.

En España los máximos exponentes de la pintura Rococó fueron Luis Paret y Luis Meléndez. Este último considerado el mejor, dejó obras como El baile de las máscaras o Fiesta en el jardín botánico.

Escultura del Rococó

Por su parte la escultura se vio influenciada por el arte oriental y adoptó la porcelana como su material constructivo más significativo. Esto dio paso a la creación de múltiples escuelas de porcelana, sobre todo en Francia. La más conocida fue la fábrica de porcelana de Sèvres. Las temáticas eran amorosas y alegres. Hay que decir que en el género escultórico el Rococó no tuvo tanta influencia como en la pintura y la arquitectura. Los escultores franceses más destacados fueron, en primera instancia, Étienne Maurice Falconet, autor de Cupido amenazador o Milón de Crotona. Tras él destacaron Jean-Baptiste Lemoyne y Robert le Lorrain.

En España no hubo tanta influencia del género Rococó en la escultura, por lo que no se puede destacar a ningún gran escultor, pero sí que podemos decir que el Rococó influyó para que muchas obras del Barroco tardío adoptaran temáticas como la sensualidad y lo pintoresco. 

El Rococó en la moda

El Rococó fue muy importante en la moda, ya que vino a confirmar la importancia de las vestimentas. A diferencia del Barroco, en el Rococó el traje femenino adquirió mucha más importancia, era mucho más decorado y sofisticado. La forma de vestir era mucho más informal, ya que la gente pasaba muchas horas en actos sociales.

Por lo general, todos los vestidos femeninos llevaban una gran falda, decorado con dibujos y estampados, pero surgieron también los pliegues que daban mucho volumen a las faldas.

Todas estas características eran típicas de los vestidos a la francesa, que fue la prenda que más se utilizó en el Rococó, ya que en aquella época Francia era el referente de la moda europea. Eran vestidos asimétricos y muy decorados. 

Cabe destacar que pese a que los materiales utilizados eran los mismos (seda, satén, brocados…) la producción de estos tejidos se trasladó en su ubicación. En el siglo XVI Italia era el principal productor de estos tejidos, pero diferentes reyes franceses impulsaron la producción en Francia, sobre todo en Lyon.

Todo esto ha influido a la forma de vestir que tenemos hoy en día, que comparte esa forma de vestir refinada pero que a la vez es informal y cómoda. Han llegado influencias como los vestidos brocados, que marcan la silueta o los diferentes estampados y ornamentos decorativos que se utilizan en todo tipo de prendas.